Linguet se enfrentó a los fisiócratas, precursores del liberalismo económico, y a los filósofos, partido de la élite intelectual que supo anticipar los cambios necesarios para preservar la sociedad de clases. También atacó a las autoridades, y bajo el Antiguo Régimen estuvo encarcelado en la Bastilla desde 1780 hasta 1782. En 1767 había escrito la Teoría de las leyes civiles, su obra más importante.
«El esclavo —escribe— era precioso para su amo por el dinero que le había costado. Valía al menos tanto como se pudiera sacar de su venta en el mercado. Es la imposibilidad de vivir por cualquier otro medio lo que obliga a nuestros jornaleros agrícolas a cultivar el suelo cuyos frutos no comerán y a nuestros albañiles a construir edificios que no ocuparán. Es la necesidad la que les obliga a arrodillarse delante del rico para obtener de él la autorización de enriquecerle. ¿En qué les ha beneficiado la supresión de su esclavitud? Son libres, decís. Ah, ésa es su desgracia. Tienen el más terrible, el más despótico de los amos: la necesidad. Así que tienen que encontrar a alguien que les contrate o morir de hambre. ¿Es eso ser libre?».